Reducir mis cosas a dos maletas fue en cierta forma morir a la vida que tenía en Bogotá. Una confrontación inevitable ante lo que en algún momento consideré importante y un acto de liberación en el que pude concluir que las cosas son simplemente cosas y tenía que dejarlas ir para poder empezar un nuevo capítulo en mi vida.
Varias de las cosas que tenía entraron en mi casa porque al igual que muchas otras personas no reconocí mis impulsos en cuanto a las compras, confundí dar amor con dar regalos, pagué mi falta de atención y tiempo con cosas, utilicé las compras como placebos ante las frustraciones de la cotidianidad y así fuí llenando mi casa y a mis seres queridos con cosas sin sentido.
Al igual que otros también heredé cosas que como lastres cargué durante algún tiempo pensando que de no hacerlo traicionaría algún legado familiar o la memoria de mis seres queridos, a pesar que eran cosas que no tenían nada que ver conmigo ni con mi forma de pensar.
…¿Por dónde inicio?
Antes de empezar por varios días ésta fue una pregunta recurrente en mi cabeza; sabía que de alguna manera la mejor forma sería empezar por las cosas que no usaba y que tenía guardadas, después por las cosas que no me gustaban tanto, luego por las cosas con una alta carga emocional y por último priorizar cosas de las cosas que me gustaban y usaba mucho. (Ver también: Qué dice tu casa de ti)
¿Qué hago con tantos cosas?
Al principio del proceso me preguntaba: ¿Qué hago con tantas cosas que tengo?.. ¿Alguien podría querer mis cosas? todas parecían un poco viejas y también un poco gastadas. Por las consultas que realicé en internet de mercados de segunda mano veía que era poco el dinero que podría obtener por mis cosas, pero a pesar de viejas y gastadas varias de mi cosas estaban en buen estado y la mayoría eran cosas con calidad, por lo cual fue posible venderlas, donarlas y regalarlas . En la anterior entrada puedes encontrar algunas ideas, sitios y plataformas para vender, donar, regalar y reciclar tus cosas. ( Parte 1: Estrategias y plataformas para vender, donar,regalar y reciclar tus cosas en Bogotá )
Cosas difíciles
De las cosas que tenía guardadas las más difíciles de reducir fueron las cosas con una alta carga emocional, incluyendo las cosas heredadas y los juguetes de mi hija.
Hacer el pasado más ligero: disminuir fotos y otras cosas con una alta carga emocional es algo difícil, es como entrar en un carrusel emocional en el cual puedes pasar en un instante de la risa al llanto. Creo que es difícil tener una fórmula general para realizar esta depuración, pero en mi caso decidí disminuir el peso y el tamaño de los recuerdos. Tomé algunas fotografías digitales, lo que pude donar lo doné, otras las compartí con familiares, otras como los marcos de la fotografías se regalaron para reutilizarlos, otras se pudieron reciclar y algunas lamentablemente se fueron a la basura.
El valor de compartir y los juguetes inesperadamente preferidos: mi hija de diez años llegó a tener más juguetes que mi hermano y yo juntos a su edad. Cuando comenzamos a depurar sus muñecos pasaron las cosas más inesperadas; los juguetes más caros no fueron los seleccionados para quedarse con nosotros, el caso que más me impactó fue el Sambi,un perrito mecánico que movía la cola, ladraba, caminaba y que fue la sensación en los medios de comunicación en el año 2011. Le costó en ese entonces al Niño Dios una pequeña fortuna de casi la mitad de un salario mínimo en Colombia, y mi hija lo quería regalar. Intercediendo por “la inversión” del Niño Dios le pregunté a mi hija por segunda vez si lo quería llevar , ella me dió la misma respuesta: “lo quiero regalar”. Pensando en todo el sacrificio que hizo el pobre Niño Dios para darle ese juguete en navidad y le pregunté: ¿Por qué lo quieres regalar? la respuesta de mi hija fue tan obvia que no me la podía imaginar: “no juego con ese muñeco”.
A diferencia de Sambi otros muñecos menos llamativos y publicitados como el Oso- Ratón, que todavía no tengo ni la menor idea de cómo llegó a la casa y que en mi opinión es bien feito, se subió a la maleta sin titubear.
Creo que en el caso del muñeco como Sambi mi hija lo pidió más por la presión sutil de la publicidad que por un genuino interés. Esta situación también se presentó con otros juguetes de las mismas características.
Mi hija donó más del 80% de sus juguetes, sus maletas de viaje eran prácticamente juguetes y varios de sus libros preferidos. La clave para que ella pudiera reducir sus juguetes fue: tiempo suficiente para depurar sus cosas, que ella pudiera decidir por cada muñeco si lo quería conservar o regalar y especialmente saber con certeza que haría feliz a mucho niños.
Un fugaz estilo Minimalista – Japonés
Me sentí por varios días viviendo un estilo minimalista – japonés, dos cucharas, dos platos, dos vasos, sin sillas y llegó el momento que hasta sin cama, porque la vendí. Decía San Francisco de Asis : “Necesito poco, y lo poco que necesito lo necesito poco”.
Esta experiencia de desapegarme de las cosas que tenía y por las cuales tanto trabajé me hizo darme cuenta que realmente no necesitaba tantas cosas para vivir, que me había sacrificado mucho trabajando para conseguir las cosas, especialmente cuando ví a precios muy economicos cosas en perfecto estado y de muy buena calidad en los mercados de segunda mano .
Más vida, porque las cosas son cosas
No creo que en esta vida me llegué a considerar una minimalista, en mi nuevo hogar me esperaban cosas que venían con la casa las cuales tienen antiguas historias y otras cosas de mi esposo. Pero espero en lo posible traer a mi vida cosas con más sentido y de una forma más consciente.
Entendiendo, que es importante no confundir dar afecto con dar cosas, que es preferible dar tiempo y atención a mis seres queridos que dar cosas, que es mejor tratar de vivir de una forma plena que comprar cosas para poder pasar las frustraciones, que los legados y memorias de mis seres queridos que ya no están conmigo los conservo en mi corazón y no en cajas guardadas en algún rincón de la casa. Que las cosas son simplemente cosas, y que es mejor que provengan de personas y empresas responsables. Lo que necesito también lo puedo comprar de segunda mano o lo puedo pedir prestado o alquilarlo y que en lo posible trataré de conservar de la mejor forma las cosas que le aporten valor a mi vida.
Me ha encantado tu artículo y tu blog en general. De verdad que es una acto de liberación emocional ser capaz de desprenderse de tantos objetos a los que nos atamos. Y si uno les da una nueva vida como hiciste tu, con donaciones, ventas de garaje, etc, es lo mejor.
Muchas gracias por pasar por este espacio. Gran abrazo 🙂
me encanto!
Muchas gracias, un abrazo.